jueves, febrero 25, 2010

En la Ruta E

Bueno, estos dos días (hoy jueves y mañana viernes), estaré asistiendo a la famosa Ruta E (recuerdenme poner el link) patrocinada por la EAFIT y la alcaldía de Medellín, en donde se darán conferencias de Emprenderismo (si es que así se escribe) e Innovación en los negocios.

Hasta el momento he aprendido mucho, le he sacado jugo al asunto y he tomado uno que otro video (eso sí, en calidad regular debido a que estoy a punta de Cámara digital no apta para videos y con apoyo de mi fiel celular). En días como hoy si me hace falta una cámara de video (ahí les doy la idea para mi regalo de cumpleaños).

Siguiendo con el tema, la mañana fue muy productiva, a excepción de la corrida que toco pegar para poder ir a almorzar y no perderme la presentación de la 1 Pm, todo bien. Se hablo de innovación, se hablo de negocios, se hablo de gestión de la demanda, y se tocaron puntos claves en la conformación de la empresa (idea+impulso+fe).

Todo bien hasta hace un rato. Durante la última conferencia de la mañana, se sentaron frente a mi dos personas de traje gris, muy formales ellos, pero durante gran parte de la presentación se la pasaron hablando, mi paciencia, muy limitada el día de hoy, reventó, y en el tono más formal y decente les dije: ¿Sera que se pueden callar o salir si no les parece interesante la presentación? Los dos, muy formales ellos, pidieron perdón y guardaron silencio.

Cuál sería mi sorpresa al entrar a la siguiente presentación y ver que el expositor era el mismo tipo formal de traje gris que había mandado a callar unos 15 minutos antes. El caso es que después de 5 minutos la gente se empezó a salir, y a los 10 yo me estaba saliendo, el tipo formal del traje gris pertenecía a un grupo llamado CREAME, pero como que muchos no le creímos; si después de 10 minutos no convencen en la presentación, ya no lo hacen en los otros 30 (fiel a la enseñanza de Sr. Bessudo: Las ideas deben ir al grano desde el comienzo. Los rodeos aburren y hacen que se pierda el interés, o algo así).

Luego de esa exposición se llevo a cabo otra con otro tipo del mismo grupo. Fue más entretenida, tenía más dominio del tema, a él si le creí y no tomo el “Circo del Sol” como un ejemplo de cambio en el modelo de negocios: El tomo El Bullí, el mejor restaurante del mundo, con el mejor chef del mundo, y las mejores pérdidas en el mundo. Y es así… El Bullí es rico, es bueno, es exclusivo, es innovador, pero no produce ganancias. Lo que le deja la plata a Ferran Adria (el dueño) no es el restaurante, sino los procesos que inventa para innovar en la comida y que luego vende como consultor a empresas de alimentos, esa no me la sabía.

Es verdad ¿Qué ganancias deja un restaurante que abre solo en las noches, durante solo 6 meses, que solo tiene 50 mesas y que cobra en promedio $200 EUR por plato que no es mucho? Pues no deja muchas ganancias, o en el caso de El Bullí, después de un tiempo comienza es a generar perdidas, quizás por eso decidieron cerrar por 2 años para “innovar” en una nueva forma de negocio.

Bueno, creo que como muchos, salí contento de esa presentación. Y todo fue felicidad hasta la siguiente presentación, cuando nos dimos cuenta que siendo temas totalmente diferentes, tenían la misma presentación, exactamente la misma. No me lo tomen a mal, el discurso puede variar, pero no creo que varié mucho si nos damos cuenta que dos personas totalmente diferentes compartieron exactamente la misma presentación, esta parte del evento estuvo como dicen por ahí: FAIL. Me imagino al segundo diciéndole al primero: “Guevon! Se me olvido la presentación… Préstame la tuya para modificarle la portada y me invento el resto... parce”. Muy mal señor expositor. Muy mal.

Mañana les contare las experiencias del día, asumiendo que no repitan presentaciones y no me encuentre con tipos muy formales ellos, de traje gris hablando durante las mismas.

Soundtrack: "The Business Lyrics" de Yung Berg.

domingo, febrero 21, 2010

Carta de un amigo pidiendo consejo

"Viejo, necesito de su consejo en lo que puede ser una decisión crucial.

Desde hace un tiempo sospecho que mi mujer me engaña. Ya sabe, las cosas típicas como esas llamadas a la casa que cuando uno descuelga no contesta nadie y cosas asi.
Mi mujer sale con amigas últimamente, pero le pregunto sus nombres y me dice que no las conozco, que son amigas del trabajo. Me quedo despierto para verla llegar en taxi, pero ella regresa a la casa por la calle a pie y a lo lejos escucho un carro alejarse y ella me dice que es que se ha bajado a la vuelta de la esquina. ¿Quizás no volvió en taxi...?

El otro día le cogí el celular sólo para mirar la hora y se puso como loca gritándome que nunca cogiera otra vez el celular y me pregunto que si la estaba espiando. Nunca le he preguntado por que reacciono asi a mi mujer. Creo que en el fondo no quiero saber la verdad, pero anoche ella volvió a salir y decidí que iba a investigar.

Me fui en la moto siguiendola de lejos para que no se diera cuenta, sin embargo se me perdio, asi que decidi esperarla cerca a la casa. Pare la moto cerca del garaje y me escondí por detras, de manera que tuviera una buena visión de toda la calle cuando ella llegara a casa.

En ese momento, agachado detrás de la moto, me di cuenta de que la tapa de balancines perdía algo de aceite. Y aquí viene mi pregunta: ¿Reaprieto y me la juego a que se pase de rosca o cambio la junta?

Espero me responda pronto."