martes, octubre 26, 2010

Cuento corto: El tiro mal tirado.

El primer disparo dio justo en el techo sobre la cabeza, a unos 93 cms de la punta del cabello más largo que se alcanzaba a distinguir, era la primera vez que disparaba un arma y no había tenido ni el tiempo ni las ganas de practicar su puntería, volvió a tomar aire y apunto de nuevo, esta vez el disparo se desvió sobre el hombro derecho y se incrusto en la pared, algo de ladrillo cayo pulverizado y eso le hizo recordar cuando fue a comprar el arma, el local tenía una gran pared de ladrillo en la parte posterior de un mostrador en donde se ubicaba una vitrina con rifles y algunas cajas de balas, era un ladrillo de color rojo cobrizo, como el de aquel colegio en donde había estudiado, eso le trajo recuerdos vagos y difusos de su juventud. Se calmo rápidamente y tomo aire mientras apuntaba de nuevo, apretó el gatillo y esta vez el tiro se desvió y rozo la oreja izquierda, eso lo asusto un poco pero lo hizo recordar al hombre que le había vendido el arma, a él le faltaba un trozo pequeño de su oreja izquierda, eso le hizo pensar que el vendedor quizás había sido víctima de un disparo errado, de un tiro mal tirado.

Esta vez se decidió a no fallar, o mejor, no podía fallar mas, el arma le había costado mucho, así que solo le había quedado el dinero suficiente para comprar cuatro balas y ya había gastado tres; por ello respiro, tomo el arma con sus dos manos, la apretó firmemente y apunto, justo hacia su propio corazón. Se pregunto si había otros suicidas primerizos que hubiesen fallado tanto como él en el intento de sesgar sus propias vidas, y peor aún, se pregunto cuántos se habrán hecho la misma pregunta. Hizo una pausa, miro el arma, y justo cuando pensaba apretar el gatillo, se dio cuenta que si quizás la vida no era para todos, el suicidio con un revolver tampoco, así que guardo el arma en un cajón de su mesa de noche y salió a comer algo. Era extraño, pero pensar en suicidarse le había dado mucha hambre y esta noche tenía antojos de pizza.