viernes, junio 15, 2007

De mi libro “Palabras Invisibles y otros cuentos para dormir.”
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La Carta

El estupido dolor que me aquejaba no era anónimo, tenía nombre y era de mujer. No se que me estaba pasando pero me sentía el hombre mas absurdo del mundo, era un experimento fallido de Dios, el chiste malo y melancólico del día, me sentía un ejemplo de lo que no fue, pero no, solo es uno sintiéndose una mierda cuando pierde o se aleja de la persona que ama, y aunque ya había estado así, esta vez tenia algo que era totalmente diferente, a parte del dolor había un lamento, un lamento mudo y ulcerante que me partía por dentro.

Y no era para menos, era simplemente fantástica, junto a ella cada hoja de cada rama de cada árbol era perfecta, junto a ella descubrí que el arco iris tenia mas de 7 colores pero que no los vemos por que para ello toca tener los ojos llenos de amor, para ello toca estar enamorado, junto a ella hasta las pecas tenían sentido y fue junto a ella que aprendí a ver que las piedras y los seres humanos se parecen en mucho, y aprendí que el alma y la mente viajan cuando así lo necesitan.

Con ella aprendí que los ciclos de la Luna influyen mas en el sexo que en las olas, que durante la Luna llena nuestros orgasmos eran más largos mientras que durante la media Luna éramos mas pausados, aprendí que los besos que mas queman son aquellos que se niegan y que los que mejor se sienten son los robados, aprendí que sus delicados senos me volvían loco por la posición estratégica de un lunar que tenia cerca de su pezón derecho, que sus caderas tenían 1554 puntos que podía besar para volverla loca y que su lengua me hacia estremecer cada vez que tocaba el lóbulo de mi oreja. Con ella aprendí a decir “Te amo” sin palabras y a ignorar un mundo que cada día se me hacia mas extraño y aburrido.

Claro que ella también aprendió de mí, aprendió que las estrellas de noche susurran historias de amantes que viven lejos añorándose entre si, aprendió que mis abrazos eran infinitos y le daban 3 vueltas a su pequeña cintura, que el aroma de su cuerpo desnudo me hipnotizaba, aprendió a verme a los ojos y desnudarme el alma, aprendió que mis cuentos eran infinitos y los finales algunas veces pueden ser felices, aprendió a desarmarme con tan solo dos palabras y aprendió que se me partía el corazón cada vez que estaba cerca y no la podía ver. Pero también aprendió que por ella tomaría una bala y me atravesaría el corazón, aprendió que mi amor se tiene que matar desde adentro por que no importa si lo cortan, este seguirá creciendo, aprendió que sin ella nada tenia sentido en mi vida y sin el sentido que ella le daba no tenia razones para vivir.


Es así que dejo esta carta de despedida, esta es la prueba de que sin ella no podía vivir, la prueba de que sin ella no quería vivir. Es un
Hola y un Adiós en un mismo punto, es la hora marchita de mi vida, el efímero momento en que me despido de todos, pero sobre todo, el momento en que renuncio y me despido de ella.

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SoundTrack:“Los Malaventurados no lloran” de Panda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,

Mi nombre es Belkys P. Esteban y trabajo para la sec-ción Séptimo Día del diario Vanguardia Liberal. Que-remos hacer un artículo acerca de los blogs en Buca-ramanga y quisiera saber si le interesaría contactarse conmigo antes del miércoles para conversar un poco acerca del tema. Mi celular es 313 455 9935 y mi co-rreo es besteban@vanguardia.com.

Gracias.