sábado, octubre 27, 2007

Cuento corto: Uno nunca se imagina.

No había sucedido nada extraordinario ese día. La mañana había transcurrido algo plana y la tarde solo dio amenazas de lluvia durante 5 minutos, eso le hubiese gustado mucho, a él le gusta la lluvia, el aroma que trae consigo, le gusta el sonido del agua golpeando la superficie de las cosas, nada era más sincero que la lluvia: cae sobre todo y sobre todos por igual. También le gustan las tormentas y el sonido del viento filtrándose por la ventana, incluso el viento mismo.

El crepúsculo no aporto nada nuevo a pesar de que dio una bonita muestra de pasteles y violetas abrazándose junto a la luz del sol como el que se ve en las películas clásicas, un cielo triste pero prometedor, un cielo cargado de esperanzas y nostalgia.

La noche había llegado callada y él no se percato de su llegada, tampoco la estaba esperando: Simplemente estaba escribiendo. El estudio se llenaba de jazz y la voz de Nina Simone recorría todos los rincones, nada escapa al jazz, tampoco lo hacia su alma, menos con esa canción, cada nota y cada verso inundaba el lugar como queriendo llenar los vacíos que habitaban su propia soledad, I put a spell on you cantaba Nina, y el sabia que era cierto.

El teléfono celular sonó, con su mano intento tomarlo sin despegar los ojos de la pantalla. Contesto la llamada y al otro lado de la línea alguien dijo Hola. Reconoció la voz y no supo que decir, era ella.
Intento articular una palabra, un saludo, algún sonido, pero el solo escucharla lo hacia dudar, algo en ella lo hacia dudar de todo, dudaba al hablar, al moverse y al mirar. Lo mismo le paso la primera vez que se atrevió a hablarle: Dudo.
Toda su humanidad y la poca coherencia que tenía al expresarse se venían abajo cuando la veía, era algo catastrófico, a veces hablaba a grandes velocidades y otras veces parecía que las palabras se quedaban en su garganta chocando unas con otras por intentar salir, algunas veces tenia ganas de decirle tantas cosas que no sabia como empezar, y había veces en las cuales todo lo que deseaba era oírla mientras le contaba lo que había hecho. Escucharla era algo tranquilizador para el, como si el mundo se detuviese el tiempo suficiente para que él se pudiese entregar a cada expresión, palabra e inflexión que ella hacia.

¿Alo?

Aun esperaba una respuesta y él no sabia que hacer, su voz aun se negaba a salir, esa era una de esas llamadas que siempre había querido recibir pero que pocas veces se hacia realidad, no era una simple llamada, nada era simple con ella.

¿Alo? ¿Hola?

La volvió a escuchar, tomo aire, pensó mil frases pero aun así no pudo escoger ninguna, y justo antes que ella colgara, el dijo Hola, y hablaron, primero con timidez y luego con mas propiedad, hablaron de sus vidas y de que tal había sido el día, hablaron de helados y clases de baile, de paseos, reuniones, amigos, y también de malos y buenos amores, hablaron del pasado y del futuro, hablaron toda la noche y gran parte de la madrugada, hablaron por horas aunque le parecieron minutos, y hablaron mientras se preguntaba ¿A dónde se va el tiempo mientras se conoce a alguien tan intrigante?
La estaba conociendo y era todo lo que había querido hacer desde la primera vez que la había escuchado, era su único objetivo, siempre había querido saber que más había detrás de esas palabras, que mas había detrás de esa mirada. Ahí cayo en cuenta de todo, ahí todo cobro sentido para él, ahí, en ese preciso instante fue conciente de que no solo esperaba escucharla decir Hola, si no que también esperaba que ella lo quisiese conocer, al menos un poquito.

Después de todo, ella ya lo había dicho: El tiempo nos dirá que pasara con cada uno. Ud sabe, uno nunca se imagina.

Desde entonces El guarda anhelos cubiertos de esperanzas y solo espera la próxima llamada y un nuevo Hola… Mientras tanto, solo le queda escribir.



SoundTrack: “Esperanza” de Lucybell.

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