domingo, marzo 18, 2007

Arriesgarse...

Quizás la atracción entre las personas no es más que el complejo deseo de encontrar en ese otro ser todas las características que definen para nosotros la perfección en una pareja. Quizás la incapacidad para hablarle a aquella persona que tanto nos llama la atención se deba a una de tres cosas: La primera es que no sea todo lo uno piensa que es, que la impresión que se tiene sea totalmente diferente de la realidad y por ello preferimos mantener la distancia, para así conservar esa ilusión y esa idea bonita y tan compleja y tan llena de detalles de la otra persona, la segunda es que sea precisamente todo lo que uno piensa que es, que es todo eso y mas, y lo peor, que es todo lo que uno espera y nunca pueda ser para uno, como si el destino le pusiera en frente el ultimo y único dulce del mundo a un diabético, lo es todo para el y aun así no puede disfrutarlo, y la tercera es la razón es mas estupida y aun así ha pasado: que si sea para uno y que luego uno no sepa que hacer. Es decir, esa persona maravillosa, es persona única, esa persona tan especial, esa persona que le quita las palabras si se interesa en uno y uno se queda sin saber que hacer. Pero antes de que algo de lo anterior pase, uno debe decidir si arriesgarse o no, y ya hace un buen tiempo decidí que uno algunas veces (por no decir todas las veces) debe arriesgarse, es mejor vivir con el “Se hizo el intento” que con “Nunca sabré que pudo pasar”.

Algunas veces toca dar un salto al vació y dejar que las alas crezcan mientras uno cae...

SoundTrack: “Ayer me dijo un ave que Volara” de Caifanes.

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